Reflexiona sobre tus propios sentimientos acerca de tu
suegra. ¿Eres capaz de ponerte en su
lugar de vez en cuando para ver de dónde provienen sus comportamientos
supuestamente prejuiciosos o entrometidos? Ella aprecia a la persona con la que
te casaste, ¡por lo que debe haber algo bueno en ella!
Actúa como si te gustase. Incluso si tu suegra es muy difícil, o muy diferente,
debes demostrarle a tu cónyuge que pueden ser buenos/as amigos/as. Eso puede
tranquilizarlo/a y, en el caso de que no le gustes a ella, él/ella nunca creerá
que pueda ser por algo que hayas hecho ni porque no hayas tratado de tener una
buena relación con ella.
Debes ser cortés. Una de las partes más difíciles en una relación negativa con tu suegra
es mantener la boca cerrada cuando saque a relucir sus comentarios críticos.
Ser cortés no es lo mismo que soportar lo que sea; tienes todo el derecho del
mundo a defenderte, pero no debes rebajarte a su nivel.
-Incluso si dice cosas feas
sobre ti, no las repitas.
-No la critiques enfrente de
tu cónyuge. Tu cónyuge quedará atrapado entre la espada y la pared, e incluso
si él/ella comienza a ponerse de tu lado, le resultará doloroso tener que
asentir a las críticas.
-Cuando estés con tu pareja,
habla siempre bien de su madre. Si él/ella está hablando sobre algo que ella
hizo o hará, debes decir algo agradable sobre ello. Intenta elogiarla cada vez
que la veas, con frases como “Te ves muy bien”, o “Tu cabello luce muy bien”.
No importa que esté horrible. De esta forma tu pareja sentirá que tú haces un
verdadero esfuerzo por tener una buena relación con su madre.
-No dejes que te vea de mal
humor. Si estás perturbado/a o enfadado/a sobre algo, no dejes que ella se de
cuenta. Tal vez intente usarlo en tu contra hablando sobre ello con alguien más
de la familia, o incluso con tu pareja, tratando de hacerte ver mal. Muéstrale
siempre una sonrisa, y háblale bien.
-Igualmente, nunca critiques
a tu pareja enfrente de ella. Esto la pondrá a la defensiva y hará que no te
vea con buenos ojos.
Usa el humor.
Reflectar las críticas con humor puede hacer retornar la calma. Cuando parezca
que todo lo que le interesa hacer es quejarse, intenta contestar con ingenio.
-Por ejemplo, si tu suegra se
está quejando del clima otra vez. Respóndele así: “Bueno, al menos no tendremos
que quedarnos encerrados quejándonos por el frío. ¡Ahora vayamos a la playa!”
Busca algo bueno que ella pueda hacer, y elógialo. Hazlo siempre en su presencia, y se genuino/a.
Elogiar el comportamiento que buscas en la otra persona suele ser una técnica
exitosa para asegurar que el comportamiento deseado se repita. Ignora
completamente el comportamiento negativo; concéntrate en sus puntos buenos.
¡Agradécele por haber criado
a un cónyuge tan maravilloso!
Halágala transmitiéndole
algún elogio que alguien más haya hecho sobre ella (por ejemplo, “Tu suegra es
fantástica”).
Se amable, y conócela. Al igual que tú, tu suegra ha experimentado
problemas, alegrías y pérdidas en su vida. Y al igual que tú, a ella le importa
la persona con la que te casaste. Quizás algunas de sus quejas provengan
directamente de experiencias previas, por lo que no querrá que ustedes sufran
lo mismo. Si comprendes mejor sus miedos y preocupaciones, estarás en una mejor
posición para tranquilizarla.
-Pídele cosas que demuestren
que respetas sus conocimientos. Pídele una receta de alguna torta. Pregúntale
cómo se las arregla para mantener tan bien su cabello. Pregúntale cómo hizo
para balancear su carrera y su familia. Aprenderás mucho, además de ser una
buena oportunidad para reafirmarla en las cosas que mejor hace.
-La próxima vez que estés en
su casa, intenta pasar unos minutos con ella en la cocina. Si la conversación
no va bien, siempre podrás levantarte para ir al baño y sentarte en otra silla
cuando regreses.
-Pídele que haga cosas por ti
si no crees que las tome como una imposición. Si eres valiente, solicítale que
prepare el almuerzo. Pídele su opinión profesional sobre algo en lo que esté
capacitada. Pídele cualquier cosa en la que se destaque y que pueda disfrutar
ayudándote o aconsejándote.
Dale obsequios.
Dale un obsequio a tu suegra sin ningún motivo especial, y sólo de tu parte. Un
obsequio puede demostrar que te interesas por ella. Haz algo a mano, o
selecciona personalmente algo que le guste. Si es necesario, pídele a tu pareja
que te ayude a escoger el obsequio, y luego di que es de tu parte. Asegúrate de
que sea algo que ella pueda disfrutar.
Aclara los malos entendidos. No permitas que tu relación con tu suegra sea
ordenada por sus suposiciones sobre ti o tus necesidades. Ésta es una zona
crítica, en la que debes ser directo/a, incluso si no le gusta. Debes ser
clara, y usar la técnica del disco rayado para repetirle, cada vez que se
confunda, que las cosas no son como ella las cuenta. Hazlo respetuosa, firme y
repetidamente. Ella captará el mensaje.
-Por ejemplo, si tu suegra
vive comparando su difícil vida con tu vida afortunada, recuérdale que ustedes
también están magando la hipoteca y los préstamos de la universidad, y que
trabajan duro y ahorran para pasar unas lindas vacaciones con los niños, y que
no es suerte sino buen manejo financiero. Repite este último concepto cada vez
que ella saque el tema. Verás que terminará aburriéndose.
Dale su espacio. Permítele que pase algún tiempo a solas con su hijo/a.
-No compitas con ella. Si
ella prepara el mejor pastel esponjoso del Estado, o tiene las respuestas más
ingeniosas que hayas escuchado, deja de intentar superarla. Deja que tus
propias fortalezas, las que atrajeron a tu cónyuge en primer lugar, brillen con
luz propia. Hay espacio suficiente para las dos.
Conversa con tu pareja. Es vital que le cuentes a tu cónyuge; si él/ella no
tiene idea de cómo te sientes, tal vez te coloque en situaciones incómodas,
como cuidar de su madre anciana cuando esté enferma. Encuentra un momento
oportuno para conversarlo.
-Cuéntale cómo te sientes, de
forma amable. Expresa los hechos, no tus opiniones.
-Discute con calma.
Pregúntale a tu cónyuge cómo se siente acerca del comportamiento de su madre.
Si ambos comparten la misma opinión, quizás les permita ser más honestos.
-Si es bueno para ti, es
bueno para tu pareja. No entres en pánico si tu pareja odia a su madre con
pasión. Recuerda, si te acabas de enterar es porque hizo un buen trabajo
ocultándolo.
-No te sorprendas si tu
pareja se rehúsa a “tomar parte”. Él/ella los ama a los dos por igual, por lo
que tomar parte puede resultar un sinsentido.
Debes ser inclusivo/a, a pesar de tus sentimientos
personales. Si ya sabes que no le
agradas a tu suegra, y que ella no te agrada a ti, no significa que puedas
dejar de visitarla. Se trata de la madre de tu cónyuge, recuérdalo, y una madre
es siempre importante. No seas grosero/a cuando tu pareja quiera visitar a sus
padres un domingo a la tarde. Igual necesitarás dejar que la relación respire.
Visita junto con tu pareja, no te quedes en casa, o tus suegros pensarán que te
acobardaste y les terminarás desagradando aún más. Recuerda que el objetivo es
“llevarte bien” con tu suegra.
-De la misma manera, puedes
poner límites a las visitas. No te pongas en la situación de quedar al borde de
tu paciencia. Si te obligan a permanecer en la misma casa que ella, que sea
breve y dulce.